domingo, 16 de septiembre de 2018

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Hoy es una noche de aquellas.
Hoy he decidido caer abatida en los brazos de la necesidad.
Hoy se abren las grandes alamedas para mí, pero no quiero caminarlas sola.
Hoy tengo la necesidad entre las manos, entre los dedos, entre los brazos, el corazón y las piernas.
Hoy quiero caminar, quiero saltar, quiero correr, para luego arrastrarme en el lodo de los recuerdos nuevamente, como ayer, como hoy, como siempre.
Nuevamente apareces, como una imagen llena de luz, como una fotografía velada, luces y sombras se reúnen a mi alrededor y me hacen dudar, me obligan a elegir. 
Cada día que pasa es un día menos de ti, y a veces siento que lo estoy logrando, que puedo ganarte, otras como hoy, me rindo a tu imagen, cierro los ojos, y trato de revelar al sol el dibujo de tus manos sobre mi piel, pero ya no siento nada, sólo queda el recuerdo y la necesidad de volver a sentir como antes.

sábado, 7 de abril de 2018

CARTA PARA SANAR

Dudé mucho tiempo si hacer esto o no, pero es necesario sacar todo el bullicio de mis pensamientos y dejar un vacío que añora ser llenado nuevamente pero de una nueva historia.
Ciertamente que cuando algo termina es definitivo y el dolor es inevitable, el llanto, las sesiones de autodestrucción, los kilos extra o los kilos perdidos, la ansiedad, la inseguridad por lo que pasará después, en fin, una serie de ideas que rondan la mente durante el período del duelo.
Quiero seguir con mi existencia tal y como es, no quiero cambiar quien soy, mis pensamientos hacia ti siguen siendo los mismos. Ya no hay juicios, no hay rencores, no hay cuestionamientos, no hay NADA.
En cuanto a los sentimientos podría decirse que hay un congelamiento, una pequeña muerte de una parte de mí. Pero espero que pueda resucitar algún día para alguien más, ya que el tú y yo ya no existe.
Creí que esto era eterno, pero no te niego que hubo muchas veces a lo largo de estos años en que me cuestioné seriamente si esto era lo que realmente quería para mi vida. Te juro que me lo cuestioné infinitas veces sin llegar nunca a una respuesta clara. Siempre te justifiqué y me justifiqué. Siempre evadí la realidad.
Y creo que ese fue mi gran error en estos años, justificar lo injustificable, porque cuando el otro no quiere arriesgarse a ser parte de tu vida al 1000%,  realmente no hay nada de qué seguir hablando.
Nos fallamos, nos equivocamos en muchas decisiones, nos amamos, nos faltamos en los momentos más importantes quizás de nuestras vidas, nos echamos la culpa de nuestros errores, y finalmente, todo terminó en un abrir y cerrar de ojos.
Lamentablemente cada lugar, cada espacio, cada canción, cada sabor y aroma, cada amanecer me habla de ti, me recuerda a ti, y es que hablar de ti se hizo un suplicio durante el primer mes, hubo llantos, desesperación, arrebatos, una maraña de cosas que son indescriptibles.
Pero te agradezco por este final, no fue un final tan doloroso, quizás fue un hasta pronto, quién sabe, pero de todas formas no fue un final afilado y cortante, sí, dejó sus heridas profundas, pero tuvo esa cuota de tranquilidad, de calidez en ese último abrazo, que selló un ciclo que debía acabar.
Gracias por aprender junto a mí lo que significa el amor, aunque sea una versión pequeñita de este. Gracias por enseñarme a apreciar las bellezas de la vida desde otra perspectiva, gracias por enseñarme lo espontáneo, lo trivial, lo volátil del mundo. Gracias por ser esa conexión con las nubes que tanto necesité durante algún tiempo. Pero ya sabes que soy un tronco terco, que mi esencia es ser de la tierra, mi conexión está con los pies en el suelo, que mi cabeza es demasiado racional y mi naturaleza es resistente al cambio.
Sin duda que uno aprende con el paso del tiempo, aprecia otras cosas que antes no apreciaba, ve la vida con otros ojos. Fueron cinco años en los que hubo de todo, amor, soledad, tristeza, compañía, ausencia, silencio, complicidad, amistad, risas, llanto, rabias, enojos, explosiones de emociones que al final terminaron por destruirlo todo.
Fuiste mi primer amor de verdad, mi primer amor sincero, sencillo, y del cual saco lo mejor.
Deseo desde el fondo de mi alma que el dolor termine y que podamos ser felices, que encontremos eso que estamos buscando, que hagamos realidad nuestros sueños y anhelos, que todo lo que nos propongamos lo logremos, y créeme que aunque estemos a mil kilómetros de distancia querré siempre que tu camino esté lleno de luz y cosas buenas.
No nos debemos nada. Estamos en paz.

sábado, 10 de febrero de 2018

A MERCED DEL MIEDO

Caminando todas las tardes bajo los mismos árboles, pisando el mismo césped, observando las mismas bancas, aquella banca en especial que fue testigo de nuestra última conversación, llena de emociones, llena de dolor, de incertidumbre, de inseguridad, de MIEDO.
Sí. Miedo. Es así como se resume lo que ha pasado últimamente, como una receta para cultivar el miedo a la vida, miedo a las expectativas, miedo a las respuestas, miedo a las preguntas.
Miedo que se solidifica y nos muestra lo peor de nosotros.
Tu rostro pálido como la nieve, tu sonrisa inexistente, tus dedos entrelazados entre sí, tu mirada perdida entre la gente que transitando por las calles.
Jamás me miraste a los ojos, jamás. Tus palabras tan frías y reiterativas me cortaban el alma lentamente.
No quiero recordar ese momento pero viene a mi mente cada palabra, cada gesto, cada mirada esquiva y ese último abrazo que te di. Fue una despedida, aunque para ti, fuera una pausa. Para mí ya no hay dudas. Es un hasta aquí y nada más.
Te quiero lejos de mi vida y mi mundo, te quiero lejos de mis recuerdos y de mis sentimientos.
Te quiero lejos en sentido literal y figurado.
Porque sólo teniéndote lejos podré decir que ya no estoy a merced del MIEDO.

domingo, 14 de enero de 2018

CICLOS

Y así como todo en la vida es abrir y cerrar puertas, así mismo se cerró nuestro ciclo.
Primero incertidumbre.
Después ansiedad.
Luego incertidumbre nuevamente.
Acto seguido, inseguridad.
La vida da vueltas, muchas vueltas.
Y las personas cambian, los sentimientos cambian y las ilusiones y proyectos cambian de foco y de prioridad.
Por ahora hay sólo lágrimas y melancolía, pero dentro de poco tiempo (lo sé), saldrá el sol nuevamente para los dos. Sí, para los dos.
Yo sé que tú también estás sufriendo, a tu manera, pero sientes dolor. El golpe nos afectó a ambos.
Fue una caída libre a cien mil pies de altura. Todo iba tan bien, al menos eso creía yo, y de repente, todo se esfumó. Todo se desmoronó.
No quiero entregarme al odio ni al rencor, porque yo no sé sentir aquellas duras palabras, por más que quiera.
Sé que superaremos todo esto como tantas cosas, pero el futuro ya no será el mismo.
Fueron cinco años. Cinco años de emociones, experiencias, dolores, enojos, discusiones, alegrías, celebraciones, ausencias, silencios, risas, sabores, aromas, palabras, AMOR, mucho amor, porque a pesar de todo eso, había amor. Había amor...
Todo se cortó en pedacitos cuando pronunciaste esas palabras filosas con tus labios llenos de nada.
NO ESTOY SEGURO.
Partiste en mil millones de pedazos mi corazón con estas palabras, dejaste vacíos mis brazos al pronunciarlas. Pero eso me dejó claro que quien no está seguro de lo que siente, es porque ya no hay nada más que hacer. La lucha cesó, el cansancio pudo más, y la guerra dejó sus muertos.
Mirando hacia el mañana me veo libre de tristezas y dolores, feliz.
Y de corazón espero que este adiós sea definitivo, sanador, que traiga paz a nuestras vidas y nos ayude a reconstruirnos, para enfrentar el futuro con otros ojos, perdonarnos, y comenzar una nueva historia con otras personas que nos hagan felices como nos merecemos.