domingo, 14 de enero de 2018

CICLOS

Y así como todo en la vida es abrir y cerrar puertas, así mismo se cerró nuestro ciclo.
Primero incertidumbre.
Después ansiedad.
Luego incertidumbre nuevamente.
Acto seguido, inseguridad.
La vida da vueltas, muchas vueltas.
Y las personas cambian, los sentimientos cambian y las ilusiones y proyectos cambian de foco y de prioridad.
Por ahora hay sólo lágrimas y melancolía, pero dentro de poco tiempo (lo sé), saldrá el sol nuevamente para los dos. Sí, para los dos.
Yo sé que tú también estás sufriendo, a tu manera, pero sientes dolor. El golpe nos afectó a ambos.
Fue una caída libre a cien mil pies de altura. Todo iba tan bien, al menos eso creía yo, y de repente, todo se esfumó. Todo se desmoronó.
No quiero entregarme al odio ni al rencor, porque yo no sé sentir aquellas duras palabras, por más que quiera.
Sé que superaremos todo esto como tantas cosas, pero el futuro ya no será el mismo.
Fueron cinco años. Cinco años de emociones, experiencias, dolores, enojos, discusiones, alegrías, celebraciones, ausencias, silencios, risas, sabores, aromas, palabras, AMOR, mucho amor, porque a pesar de todo eso, había amor. Había amor...
Todo se cortó en pedacitos cuando pronunciaste esas palabras filosas con tus labios llenos de nada.
NO ESTOY SEGURO.
Partiste en mil millones de pedazos mi corazón con estas palabras, dejaste vacíos mis brazos al pronunciarlas. Pero eso me dejó claro que quien no está seguro de lo que siente, es porque ya no hay nada más que hacer. La lucha cesó, el cansancio pudo más, y la guerra dejó sus muertos.
Mirando hacia el mañana me veo libre de tristezas y dolores, feliz.
Y de corazón espero que este adiós sea definitivo, sanador, que traiga paz a nuestras vidas y nos ayude a reconstruirnos, para enfrentar el futuro con otros ojos, perdonarnos, y comenzar una nueva historia con otras personas que nos hagan felices como nos merecemos.