sábado, 15 de febrero de 2014

Bajo el amparo de la nada

Despertar una mañana y darte cuenta que te echas la culpa a ti mismo(a) para cubrir las faltas del otro(a), descubrir que ya no te sientes tan feliz como antes, que esa supuesta magia ya se extinguió, que la flor que plantaste en tu jardín se está marchitando y que ya nada sabe como antes... son signos de una amargura interior que comienza a emerger sin aviso, son señales de una posible crisis, de un hastío generalizado hacia todo y hacia la nada.
Los días avanzan, me sigo haciendo las mismas preguntas, sigo sintiendo las mismas amarguras de ayer y el sinsabor de tus labios yace en mi alma como llama hirviendo.
Quizás es hora de ser un poco egoísta y pensar en el yo y no en el nosotros, quizás el nosotros pueda esperar, o quizás no, pero esos dos yo necesitan una pausa en el camino, un tiempo fuera, un break de oxígeno para poder reconsiderar las palabras que se quieren decir, los besos que se quieren dar, las miradas que se quieren cruzar.
Así como un pez necesita del agua para poder vivir, yo necesito de ti para confirmar día a día lo que siento, lo que amo, lo que necesito, lo que me hace vibrar y lo que me lleva a volar hacia otras dimensiones cuando estoy contigo.
Pero es menester que estés tú a mi lado, y cuando no estás, es necesario que por lo menos el tiempo me  recuerde que estás pensando en mi así como yo pienso en ti.
Hay gestos que son necesarios, hay palabras que sobran, hay silencios que son cómplices y que han sido nuestra mejor arma cada vez que no hay nada que decir y sólo nuestros ojos y nuestras respiraciones se cruzan y se funden entre sí, haciendo de nosotros un solo yo.
Hemos sido poco convencionales en nuestra manera de amar, quizás poco comprendidos por el resto del mundo, pero sabemos que así es como lo soñamos y como nos soñamos el uno al otro, compañeros de vida, amigos y cómplices, a ratos niños, a ratos adultos poco adaptados, a veces dulce, otras salado, hay días que son de sol y otros que tienen muchas nubes, pero ahí estamos los dos, resistiendo cada cambio, resistiendo hasta ahora...
Dentro de los cánones de la normalidad, lo que siento sería normal, pero dime amado mío ¿qué es normal entre nosotros? ¿qué pasaría si realmente fuéramos normales? ¿seríamos más felices? 

Necesito respuestas en esta noche fría de verano, necesito certezas como siempre, necesito de ti para poder encontrarme, y necesito palabras más exactas para darle una definición a esto que surge en el fondo de mi alma.

No hay comentarios: